Se dice que su “madera sagrada” facilita la autosanación por medio del aroma de la naturaleza.
En aromaterapia es comúnmente utilizado a manera de aceites esenciales, obtenidos mediante una destilación a vapor de su tronco. Su aceite, colocado directamente en la nariz o quemado mediante un vaporizador, sirve para liberar tensiones relacionadas con el estrés y la depresión.
A diferencia de otras plantas o árboles de los cuáles se extrae tradicionalmente incienso, el Palo Santo requiere únicamente de encender un pequeño trozo de madera seca para que éste libere una columna de humo que termina envolviendo la atmósfera. A este humo aromático que libera la madera se le atribuye la capacidad de aumentar vibraciones en el cuerpo, por lo que se recomienda emplearlo al momento de iniciar una meditación
El Palo Santo es tan rico en propiedades que cada parte del árbol puede aprovecharse para distintos fines, incluidas funciones depurativas, sedantes, antisépticas, antiinflamatorias, diuréticas y anticarcinógenas. Ya en un plano metafísico, ciertos grupos lo consideran un efectivo repelente de energías negativas.
Cabe resaltar que sólo se puede disfrutar de sus beneficios ya que han transcurrido entre 4 y 10 años a partir de que su tronco muere. Generalmente los recolectores de Palo Santo reúnen sólo aquella madera que encuentran en el suelo, procedente de árboles que han muerto de forma natural. Esto le concede una especie de ánima distinta, una que nos regala todo lo absorbido por el árbol en el bosque, y que nos permite aprehender estas maravillas a través de ese delicado puente que se tiende entre él y nosotros: su aroma.
*Imagen via awildpoppy.com
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